A fin de cuentas, sabemos la existencia de lo positivo por lo negativo. Lo bueno y lo malo. El yin y el yang. Y siempre es necesario un poco de todo. ¿Sabes? Ahora estoy aquÃ, mañana lograré un sueño y pasado habré tropezado con una enorme roca.
Escucho música e intento tranquilizarme. Joder, no puedo hacer nada. Esto es el presente y bueno, hay cosas que no se pueden cambiar, por mucho que queramos. Asà se hizo el mundo.
No siempre hay que estar bien y tampoco siempre hay que estar mal. Pero necesitamos un poco de todo.
Cualquier cosa tiene su antónimo asà que, tranquilÃzate. Haz lo que el cuerpo te pida y desconecta de este mundo blanco y negro.
No es que el dÃa sea muy soleado pero, eso es solo ahà fuera. Estoy sola en casa. Cojo mi iPod; subo el volumen al máximo mientras me recojo el pelo. Decido centrarme en mi habitación. Ya está algo estropeada. Busco todos los productos de mamá y vivo al máximo dos horas de profunda limpieza llena de música. No parece tan aburrido asÃ. Es el poder de la música.
No me gusta la soledad por la noche y menos un dÃa lluvioso. Pero el hecho de que llueva no significa que el dÃa de hoy vaya a ser aburrido.
Hace tiempo que no salgo. Cojo mi chaqueta que tanto me gusta. Llueve. Salgo sin paraguas. La lluvia recorre mi cuerpo hasta mojarme completamente. Es una sensación distinta. Estamos tan acostumbrados a evitar acciones que nos provoquen algún daño. Pero si pillo un resfriado, total, tampoco me importa.
La ropa me pesa y me dirijo hacia la parte antigua de la ciudad. No hay nadie en la calle. Solo yo; hasta que encuentro un pobre perro debajo de un coche helado. Lo cojo, lo tapo con mi chaqueta mojada (algo ilógico) y decido volver a casa.
No se que pensará mamá de haber traÃdo un perro de calle asà porque si, pero la verdad, no me importa.
Vuelvo a casa, seco al perro y ya es completamente de noche. Le ofrezco algo de comida y finalmente me tumbo en el sofá. No me doy cuenta pero me quedo dormida por completo.
Se escucha un ruido, abro los ojos pero algo me presiona. No puedo respirar. Pierdo la visión.
Cuando me despierto me encuentro en la nada, en un descampado y junto ami el perro al que encontré. Lo preocupante es que estoy atada, no puedo moverme y, bueno, tengo mucho miedo.
Veo una sombra dirigirse hacia mà y entonces, noto una puñalada por la espalda. Algo punzante.
Sangro, mucho, un gran charco de sangre sale de mÃ. Me quedo inconsciente.
No se cuanto tiempo llevaba en coma, pero, cuando despierto, estoy en un hospital. Le pregunto a la doctora que entra a revisar mi estado. Llevaba 3 meses durmiendo. Me atacaron por dejarme la puerta de casa abierta y, estoy viva porque un perro (según cuenta ella) atacó al secuestrador y empezó a ladrar para que alguien lo escuchara. Mamá y papá entran a darme un abrazo. Se les ve muy felices.
Y yo, bueno, yo solo estaba dando una vuelta bajo la lluvia.
No me gusta la soledad por la noche y menos un dÃa lluvioso. Pero el hecho de que llueva no significa que el dÃa de hoy vaya a ser aburrido.
Hace tiempo que no salgo. Cojo mi chaqueta que tanto me gusta. Llueve. Salgo sin paraguas. La lluvia recorre mi cuerpo hasta mojarme completamente. Es una sensación distinta. Estamos tan acostumbrados a evitar acciones que nos provoquen algún daño. Pero si pillo un resfriado, total, tampoco me importa.
La ropa me pesa y me dirijo hacia la parte antigua de la ciudad. No hay nadie en la calle. Solo yo; hasta que encuentro un pobre perro debajo de un coche helado. Lo cojo, lo tapo con mi chaqueta mojada (algo ilógico) y decido volver a casa.
No se que pensará mamá de haber traÃdo un perro de calle asà porque si, pero la verdad, no me importa.
Vuelvo a casa, seco al perro y ya es completamente de noche. Le ofrezco algo de comida y finalmente me tumbo en el sofá. No me doy cuenta pero me quedo dormida por completo.
Se escucha un ruido, abro los ojos pero algo me presiona. No puedo respirar. Pierdo la visión.
Cuando me despierto me encuentro en la nada, en un descampado y junto ami el perro al que encontré. Lo preocupante es que estoy atada, no puedo moverme y, bueno, tengo mucho miedo.
Veo una sombra dirigirse hacia mà y entonces, noto una puñalada por la espalda. Algo punzante.
Sangro, mucho, un gran charco de sangre sale de mÃ. Me quedo inconsciente.
No se cuanto tiempo llevaba en coma, pero, cuando despierto, estoy en un hospital. Le pregunto a la doctora que entra a revisar mi estado. Llevaba 3 meses durmiendo. Me atacaron por dejarme la puerta de casa abierta y, estoy viva porque un perro (según cuenta ella) atacó al secuestrador y empezó a ladrar para que alguien lo escuchara. Mamá y papá entran a darme un abrazo. Se les ve muy felices.
Y yo, bueno, yo solo estaba dando una vuelta bajo la lluvia.
Quizás hoy no ha sido uno de los dÃas más maravillosos de la vida pero, creo que todos tienen algo especial. Esa pelÃcula que has visto y te ha gustado, ese paseo por el centro de la ciudad, la media hora que has dedicado tocando la guitarra o quizás el café de las 4. Pequeños momentos e instantes que no consideramos importantes y oye, quizás si que lo son. No siempre necesitamos compañÃa, la soledad a veces es una buena terapia.
Un dÃa llegué allÃ. Ese lugar que tú sabes, capaz de tranquilizarte y demostrarte que quizás las cosas no son tan malas como las pintamos; o sÃ. Pero solo con estar allà me doy cuenta en lo bonito que es conocerte, con ese perfume tÃpico en ti o esa camiseta de los domingos que tanto me gusta.
Las ganas me devoran por dentro. Siempre niego irme. Y es que es tan perfecto, el lugar entre tu cabeza y tu pecho.
Me llamo Ana Mª y vivo en un pueblecito llamado Bullas, en Murcia (España).
Con 10 años me dà cuenta de que la música en general era algo que me apasionaba y hasta hoy, sigue estando presente conmigo. Pero lo que realmente me gustaba y me gusta, es expresar mis emociones con ella, o bien de otras maneras; por eso he creado este blog. En él os mostraré lo que pasa por mi mente dÃa a dÃa, con mucha delicadeza y detalle.
Espero que lo disfrutéis igual que lo hago yo escribiéndolo.
Ya has despegado, el vuelo por ahora va correctamente. Te asomas por la ventanilla mientras te tomas un café y piensas la dirección en la que vas y qué hacer. Estas confuso. Quizás deberÃas acabar con esta duda de la manera más rápida, no hacer nada o seguir ante la duda hasta el fin de tus dÃas pero, sabes perfectamente que es un vuelo peligroso. Hay turbulencias, miedo a caer desde tan alto; y más ahora, que has conseguido viajar. Todo se veÃa tan fácil desde ahà abajo...
Cada dÃa me pregunto cómo es posible que seamos tan diferentes. Gente. Gente cobarde. Gente ignorante. Gente valiente. ¿Como soy yo realmente? ¿Tengo miedo al final? ¿Me da igual? ¿O quizás me mata la curiosidad y voy a darlo todo a pesar de mi miedo o mis ganas de que todo fuera más fácil?
Me acabo el café y me levanto. Qué tonterÃa. Yo sé perfectamente a donde me dirijo. Que se prepare la vida y se ponga el cinturón, que voy con turbulencias a por mi felicidad correspondiente.